lunes, 4 de noviembre de 2024

"La esperanza es la fe en la oscuridad"

"La esperanza es la fe en la oscuridad" - San Agustín.

En medio de la oscuridad y la adversidad que atraviesa Venezuela, la esperanza es el faro que guía al pueblo hacia la libertad y la justicia. A pesar de las dificultades y los desafíos, la fe y la esperanza en un futuro mejor siguen ardiendo en el corazón de los venezolanos.
Como dice el salmista en Salmo 43:5, "¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, él es la salvación de mi rostro y mi Dios".
La esperanza es el ancla que nos mantiene firmes en medio de la tormenta, y es la fe en Dios lo que nos da la fuerza para seguir adelante. En Romanos 8:25, se nos dice que "la esperanza que se ve, no es esperanza; porque lo que uno ve, ¿por qué esperarlo?".
La lucha por la libertad en Venezuela no es fácil, pero con la esperanza y la fe en Dios, el pueblo puede superar cualquier obstáculo. Como dice el profeta Isaías en Isaías 40:31, "pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán".
La libertad es un derecho fundamental que nos ha sido dado por Dios, y es nuestra responsabilidad luchar por ella. En Juan 8:36, Jesús nos dice que "si el Hijo os hace libres, seréis verdaderamente libres".
En conclusión, la esperanza y la libertad son dos conceptos que están estrechamente relacionados. La esperanza es la fe en un futuro mejor, y la libertad es el derecho que nos ha sido dado por Dios para vivir nuestra vida con dignidad y respeto. Que la esperanza y la fe en Dios sean el faro que guíe al pueblo venezolano hacia la libertad y la justicia.

Atletas de la palabra
Hno. Douglas G Guanipa

LA REFORMA.

 

El 31 de octubre de 1517 Martin Lutero clavó las 95 tesis en la puerta de una Iglesia de Wittenberg, en 1521  fue excomulgado y es por eso que estaremos celebrando (el año que viene) 508 años de que Martin Lutero se presentó delante del emperador y el papa para defender su postura públicamente y decir, 

“Estoy cautivo en mi conciencia a la palabra de Dios, no puedo hacer otra cosa que pararme aquí, en esta verdad y en este fundamento”,

Este principio, son las escrituras, que hoy en día es así como lo definimos, viendo hacia atrás, hacia la reforma protestante, podemos ver como es que la biblia la definimos como nuestra autoridad máxima, como nuestro fundamento principal, no la iglesia, no lo que dice un hombre, si no, lo que históricamente Dios reveló a través de su palabra, esa es la revelación de su voluntad para su pueblo, y todo lo que hagamos lo bueno y lo malo tiene que estar basado sobre eso, y lo que decidamos bien sea para bien o para mal también debe estar basado en la palabra de Dios. 

La iglesia puede equivocarse, es por eso por lo que debe estar siendo juzgada constantemente sobre la base de la palabra de Dios o siendo reformada sobre la base de la palabra de Dios. No solamente se necesitaba una reforma en el tiempo de Martin Lutero para la iglesia, sino a lo largo de toda la historia se ha necesitado reformas para la iglesia, hoy tenemos que evaluar como es que tenemos que reformar la iglesia para ser más fieles a lo que la palabra de Dios nos está mostrando, es muy fácil que la iglesia se desvíe, es muy fácil que comencemos a creer en doctrinas de hombres o que tradiciones de hombres se vuelvan el centro, debemos comprender que nuestra convicción en la palabra de Dios se vuelva nuestra máxima prioridad y sea un factor de unidad donde podamos decidir cuáles son los temas más importantes, cuáles son las verdades por las cuales existe la unidad, claro existe una unidad falsa que ignora la verdadera unidad que dice, vamos a estar todos juntos tal cual dice el movimiento ecuménico de diferentes religiones tratando de juntarse y decir estamos juntos, no importa que tú creas en buda, no importa que tú creas en Mahoma, que tú creas en otra divinidad, todo es lo mismo, este tipo de unidad ignora la verdad, esta no es la verdadera unidad, el tipo de unidad de la cual llama Dios es la que está basada en la verdad de la palabra de Dios y como Iglesia tenemos que buscar cuáles son esas verdades, ir a la biblia y ver cuáles son esas verdades, hay algo que he comprendido, las cosas en donde la biblia habla más son más importantes y las cosas donde la biblia habla menos son menos importantes, pero importantes al fin,  ver a través de la palabra de Dios los temas importantes como la salvación (como somos salvos) quien es Dios primeramente y el tener a la biblia como nuestra principal autoridad, estos temas mis queridos hermanos, son los que nos une.

Atletas de la palabra
Hno. Douglas G Guanipa


¿QUE TAL SI POR UN DÍA JESÚS SE CONVIERTE EN USTED? ( Primera Parte) POR: MAX LUCADO

¿Qué tal si por veinticuatro horas Jesús se levantara de su cama, de la de usted, anduviera en sus zapatos, viviera en su casa, y siguiera su horario? ¿Su jefe sería el jefe de Él, su madre sería la madre de Él, sus dolores serían los de Él? Con una excepción, nada en su vida cambia. Su salud no cambia. Sus circunstancias no cambian. Su horario no se altera. Sus problemas no se resuelven. Solo un cambio ocurre.

¿Qué tal si, por un día y una noche, Jesús viviera la vida suya con el corazón de Él? El corazón que usted tiene en el pecho tiene el día libre y su vida la dirige el corazón de Cristo. Las prioridades de Él gobiernan sus acciones. Las pasiones de Él impulsan sus decisiones. El amor de Cristo dirige su conducta.

¿Cómo sería? ¿Notaría la gente algún cambio? Su familia, ¿vería algo nuevo? Sus compañeros de trabajo, ¿percibirían alguna diferencia? ¿Qué tal de los menos afortunados? ¿Los trataría de la misma manera? ¿Qué tal sus amigos? ¿Detectarían más alegría? ¿Qué tal sus enemigos? ¿Recibirían más misericordia del corazón de Cristo que del suyo?

¿Y usted? ¿Cómo se sentiría? ¿Qué alteraría este trasplante en su nivel de tensión? ¿En sus cambios de carácter? ¿En sus arranques temperamentales? ¿Dormiría mejor? ¿Vería diferente la puesta del sol? ¿La muerte? ¿Los impuestos? ¿Necesitaría menos aspirinas y calmantes? ¿Qué tal en su reacción a las demoras en el tránsito? (Eso duele, ¿no?) ¿Temería todavía lo que teme? Mejor todavía, ¿seguiría haciendo lo que está haciendo? ¿Haría usted lo que ha planeado por las siguientes veinticuatro horas? Deténgase y piense en su horario. Obligaciones, citas, salidas, compromisos. Con Jesús apoderándose de su corazón, ¿cambiaría alguna cosa?
Siga trabajando en esto por un momento. Ajuste el lente de su imaginación hasta que tenga un cuadro claro de Jesús guiando su vida, entonces oprima el obturador y retrate la imagen. Lo que usted ve es lo que Dios quiere. Él quiere que usted piense y actúe como Jesucristo (Filipenses 2.5. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús)

El plan de Dios no es nada menos que un nuevo corazón. Si usted fuera un coche, Dios querría controlar su motor. Si fuera una computadora, Dios controlaría los programas y el disco duro. Si fuera un aeroplano, tomaría asiento en la cabina de mando. Pero usted es una persona, así que Dios quiere cambiarle el corazón.

Pablo dice: «Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre [que es tener un nuevo corazón], creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad» (Efesios 4.23–24).

Dios quiere que usted sea como Jesús. Quiere que tenga un corazón como el de Él.

Atletas de la palabra
Hno. Douglas G Guanipa


"Gloria al Bravo Pueblo"


Sabes algo mi querido amigo. "Cuando escuchamos el himno nacional de Venezuela, nos invade una mezcla de emociones: melancolía, alegría y nostalgia. Es como si el alma se nos llenara de sentimientos encontrados, recordándonos momentos pasados que nunca volverán. Y es que, para muchos venezolanos, el himno nacional es más que una simple canción patriótica; es un lullaby que nos transporta a la infancia, a los momentos en que nuestras madres o abuelas nos arrullaban con aquellas canciones tradicionales que parecían tener el poder de calmar cualquier tormenta.
"Duérmete mi niño, que tengo que hacer, lavar los pañales y sentarme a cocer", nos cantaban, mientras nos mecían suavemente en sus brazos. Y así, entre nosotros y el himno nacional, se creó un lazo emocional que nos une a nuestra infancia, a nuestra familia y a nuestra patria.
Por eso, cuando escuchamos el himno nacional, no podemos evitar sentir una profunda nostalgia por aquellos momentos simples y felices. Es como si el tiempo se detuviera y pudiéramos volver a ser aquellos niños inocentes que creían que el mundo era un lugar perfecto.
Pero también sentimos alegría, porque recordamos que somos venezolanos, que tenemos una rica historia y una cultura que nos llena de orgullo. Y es en esos momentos que nos damos cuenta de que, a pesar de las dificultades y los desafíos que enfrentamos, siempre tendremos algo que nos una y nos haga sentir orgullosos de ser venezolanos."
Dios bendiga a Venezuela.

Atletas de la palabra
Hno. Douglas G Guanipa