viernes, 25 de octubre de 2024

La Libertad de Elegir y la Obstinación del Corazón: Un Desafío para los Creyentes

Hoy quiero reflexionar sobre un tema fundamental en nuestra vida espiritual: la libertad de elegir y la obstinación del corazón. Recientemente, escuché a un hermano compartir una sabia analogía: 'Al caballo se le pone freno para que se someta, pero no se puede obligar a beber cuando no tiene sed.' Esta imagen evocadora ilustra varios aspectos espirituales y encuentra eco en la Sabiduría bíblica, específicamente en Proverbios 26:3, que dice: 'El látigo es para el caballo, el cabestro para el asno, y la vara para las costillas de los necios.' La idea es que no se puede forzar a alguien a cambiar o a crecer espiritualmente, si no está dispuesto, es un concepto que se encuentra en varios lugares de la Biblia y en la literatura cristiana.

Algunos autores y líderes cristianos que han utilizado analogías similares incluyen:
  1. San Agustín: No se puede obligar a alguien a ser bueno
  2. Martín Lutero: La Fe no se puede imponer por la fuerza
  3. John Wesley: La verdadera Fe no se puede forzar.
Esto nos recuerda que, a veces, no importa cuánto esfuerzo externo se haga, si el corazón no está dispuesto, no podría haber cambios.

Dios nos otorgó el don del libre albedrío, como se nos recuerda en Génesis 2:16-17: 'Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia, del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás'. Esta libertad nos permite elegir entre el bien y el mal, entre la obediencia y la desobediencia. Sin embargo, como nos enseña Romanos 14:12, 'Cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí'. Esto nos recuerda que nuestra libertad conlleva una gran responsabilidad, ya que nuestras elecciones tienen consecuencias que impactarán nuestras vidas y nuestra relación con Dios.

El Espíritu Santo desempeña un papel fundamental, guiándonos en nuestras decisiones. En Romanos 8:14, leemos: "Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios". Estos versículos nos revela que la guía del Espíritu Santo es una característica distintiva de los hijos de Dios.
Pero, ¿qué significa ser guiados por el Espíritu de Dios? No se trata de una condición previa para ser un hijo de Dios, sino más bien una consecuencia de serlo. Primero, nos convertimos en hijos de Dios, y luego el Espíritu Santo nos guía.

Pablo no dijo: “Todos los que van a la iglesia, estos son hijos de Dios”. Él no dijo: “Todos los que leen sus Biblias, estos son hijos de Dios”. Él no dijo: “Todos los que son patriotas de su país, estos son hijos de Dios”. No dijo: “Todos los que participan en la comunión, estos son hijos de Dios”. En este texto, la prueba para ver si somos hijos es si somos guiados por el Espíritu de Dios.

¿Cómo nos guía el Espíritu Santo?
· Somos guiados con dirección.
· Somos guiados al acercarnos.
· Somos guiados por un gobierno de autoridad

La verdadera guía proviene del Espíritu Santo. Cuando cooperamos con Él, experimentamos una paz y una dirección que van más allá de cualquier liderazgo humano. A diferencia del espíritu de fanatismo que puede conducir a la destrucción, el Espíritu de Dios nos conduce a la vida abundante, espiritualmente. Como recordaba Spurgeon, es fundamental discernir entre los diferentes espíritus que operan en el mundo.

El Espíritu Santo es nuestro guía interior, no un líder externo. Cuando cooperamos con Él, experimentamos una transformación profunda. A medida que nos rendimos a su influencia, nuestros deseos se alinean con los de Dios y somos liberados de las ataduras del pecado. Esta transformación es evidencia de que estamos siendo guiados por el Espíritu Santo, no por un espíritu de fanatismo. Como recordaba Spurgeon, es fundamental discernir entre los diferentes espíritus que operan en el mundo. Recuerda cómo todo el hato corrió violentamente hacia el mar y se ahogaron. Cuando veas a un hombre fanático y salvaje, cualquier espíritu que haya en él no es el Espíritu de Cristo.

La Obstinación del Corazón  

La obstinación del corazón es más que una simple terquedad; es una manifestación de una condición espiritual más profunda. Las Escrituras nos revelan que el corazón humano, sin la influencia transformadora del Espíritu Santo, tiende a endurecerse, oscureciendo nuestro entendimiento y alejándonos de la vida divina.

Las Raíces Espirituales de la Obstinación
  • El Pecado Original: La naturaleza pecaminosa del ser humano nos inclina naturalmente a la rebelión y a la desobediencia hacia Dios.
  • El Miedo: El temor a lo desconocido, a la vulnerabilidad o al cambio puede llevarnos a aferrarnos a nuestras propias ideas y perspectivas.
  • La Ignorancia Espiritual: La falta de conocimiento de la Palabra de Dios y de su plan para nuestras vidas puede obstaculizar nuestro crecimiento espiritual.
Las Consecuencias de un Corazón Obstinado
  • Estancamiento Espiritual: Impide que experimentemos el crecimiento y la transformación que Dios desea para nosotros.
  • Sufrimiento: La obstinación puede llevarnos a tomar decisiones equivocadas que causan dolor y sufrimiento.
  • Lejanía de Dios: Crea una barrera entre nosotros y la fuente de toda vida y amor.
La Buena Nueva: La Transformación del Corazón

Afortunadamente, la Biblia nos ofrece esperanza y una solución a la obstinación del corazón. 2 Corintios 5:17 declara: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es". A través de Jesucristo, podemos experimentar una transformación radical, donde nuestros corazones de piedra son cambiados por corazones de carne (Ezequiel 36:26).

Cómo Superar la Obstinación del Corazón
  • Reconocer el Problema: El primer paso es admitir que tenemos un corazón obstinado y que necesitamos la ayuda de Dios.
  • Buscar a Dios en Oración: La oración es un canal de comunicación directa con Dios, donde podemos derramar nuestros corazones y buscar su guía.
  • Estudiar la Biblia: La Palabra de Dios es un instrumento poderoso para transformar nuestras mentes y corazones.
  • Cultivar la Humildad: Aprender a reconocer nuestras limitaciones y a depender de Dios en todas las cosas.
  • Perdonar: Liberarnos del resentimiento y la amargura que endurecen nuestro corazón.
  • Rodearnos de Creyentes: Conectar con una comunidad de fe que nos apoye y nos desafíe a crecer espiritualmente.
  • Permitir que el Espíritu Santo Obre en Nosotros: Rindiéndonos a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas, permitimos que Él transforme nuestros corazones.
"La obstinación del corazón es un obstáculo real en nuestro camino espiritual, pero no es insuperable. Al reconocer las raíces espirituales de este problema y al buscar activamente la transformación de Dios, podemos experimentar una vida más plena y satisfactoria. Recuerda, con Dios, todas las cosas son posibles"

Atletas de la palabra
Hno. Douglas G Guanipa.


1 comentario:

  1. Mi estimado hermano, que palabra tan reveladora un gran abrazo.

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